jueves, 11 de noviembre de 2010

Let's talk

Ayer me dijo que necesitaba hablar conmigo personalmente en cuanto nos veamos. Le dije que yo también. Me preguntó si lo mío era bueno o malo. Le dije que no dependía de mí. Le pregunté si lo de él era bueno o malo, y me dijo que si me ponía en su lugar no era malo, si no sí. Me volvió a preguntar si lo mío era bueno o malo y le dije que iba a depender de él. Me preguntó si antes de que me dijera de hablar personalmente yo le iba a decir lo mismo, y le dije que sí, e hice una referencia a la conexión de pensamientos con una breve risa sarcástica.
Eso fue todo.
Ni hola ni chau.

Todo este tema me tiene muy mal. Trato de que no me afecte pero no lo puedo evitar. Todos los días me duele la panza, estoy contracturada, me duele la cabeza, estoy nerviosa, quiero llorar, en fin. Me siento una completa imbécil.
A todo esto hay que sumarle que no tengo hambre y lo poco que como me revuelve el estómago.
Por un lado siento que estoy volviendo con mis conductas trastornadas,  pero por otro creo todo lo contrario, creo que estoy bien, y hasta que estoy haciendo las cosas bien, cuando en realidad no quiero comer y me sigo viendo horrible.
(Además, me atormenta el hecho de haberle contado a César todo lo que me pasó, pensando que hacía bien, y ahora me doy cuenta que fue lo peor que pude haber hecho).

No hay comentarios: